Muchos tutores han experimentado llegar a casa y encontrar zapatos mordidos, cojines rasgados o plantas desenterradas. Aunque puede ser frustrante, este comportamiento destructivo en perros y gatos tiene causas específicas y puede ser corregido con paciencia, estrategia y cuidados diarios adecuados. El objetivo no es castigar, sino entender el porqué y redirigir esa energía de forma positiva.
Entender las causas del comportamiento destructivo
Los animales no destruyen cosas por maldad. Las razones más comunes son:
- Aburrimiento o falta de estimulación
- Ansiedad por separación o soledad prolongada
- Dolor en encías (en cachorros) o estrés
- Falta de rutina o normas claras
- Necesidad de explorar el entorno
Observar cuándo y cómo ocurre el comportamiento es el primer paso para corregirlo.
Proveer estimulación física y mental
Un animal cansado física y mentalmente es menos propenso a destruir cosas. Algunas estrategias clave:
- Aumentar los paseos o sesiones de juego diario
- Ofrecer juguetes interactivos con comida
- Usar alfombras olfativas, laberintos o juegos de búsqueda
La estimulación debe formar parte de la rutina diaria, especialmente si tu mascota pasa muchas horas sola.
Establecer una rutina estructurada
La rutina ayuda a reducir la ansiedad y da seguridad. Intenta mantener horarios fijos para:
- Alimentación
- Paseos o juegos
- Momentos de descanso
Cuando el animal sabe qué esperar, se siente más tranquilo y enfocado, lo que reduce comportamientos impulsivos.
Identificar objetos más vulnerables
Presta atención a qué tipo de objetos son más atacados. Por ejemplo:
- Zapatos: por el olor del tutor
- Muebles de madera: por necesidad de morder
- Ropa: por la suavidad o aroma
Una vez identificados, puedes limitar el acceso a estos objetos, ofrecer alternativas y reforzar cuando los ignora.
Ofrecer alternativas para morder o arañar
En lugar de simplemente prohibir, proporciona opciones aceptables:
- Para perros: juguetes de caucho, cuerdas, huesos naturales
- Para gatos: rascadores verticales y horizontales, cartones
Cuando los uses, prémialos cada vez que los utilicen por iniciativa propia. Así, asocian esos objetos con experiencias positivas.
No castigar ni gritar
Castigar o gritar después de que el daño ya está hecho no sirve. El animal no asocia el castigo con la acción pasada y solo aprende a temer al tutor. En lugar de eso:
- Revisa si el entorno estaba aburrido o con exceso de estímulos
- Redirige la conducta con firmeza, pero sin agresión
- Refuerza cuando se comporta de forma tranquila
La educación basada en el respeto y el refuerzo positivo tiene mejores resultados a largo plazo.
Supervisar y restringir el acceso
En etapas de entrenamiento, puedes restringir algunas zonas con rejas o cerrando puertas. También puedes:
- Guardar los objetos más tentadores fuera de su alcance
- Usar repelentes naturales en muebles (vinagre o cáscara de cítricos, si es seguro)
- Acondicionar un espacio exclusivo con juguetes y comodidad
Esto previene el comportamiento hasta que aprenda qué puede y qué no puede morder.
Dar atención emocional
Muchas veces, los comportamientos destructivos son una forma de llamar la atención. Si tu mascota se siente ignorada, puede recurrir a estas acciones para obtener una respuesta, aunque sea negativa.
Dedicar tiempo exclusivo a jugar, acariciar y hablar con tu mascota reduce la necesidad de llamar la atención de forma no deseada.
Evaluar cambios recientes
Si el comportamiento destructivo aparece de forma repentina, evalúa si hubo cambios en el entorno:
- Nuevo miembro en la familia
- Cambio de casa o rutina
- Reducción del tiempo de paseo o juego
Restablecer la calma, ajustar la rutina y acompañar con paciencia es la mejor forma de ayudarle a adaptarse.
Redirigir, enseñar y tener paciencia
Corregir la destrucción de objetos no es un proceso instantáneo. Requiere consistencia, empatía y paciencia. Con las herramientas adecuadas y una actitud positiva, puedes transformar esta conducta en una oportunidad para educar con respeto.
Tu mascota necesita guía, no castigo. Y cada día es una nueva oportunidad para construir una convivencia más armónica.