Los paseos son una parte fundamental del bienestar de los perros y, en algunos casos, también de los gatos acostumbrados a salir. Más allá del ejercicio físico, los paseos ofrecen estimulación mental, socialización y un momento de conexión entre la mascota y su tutor. Sin embargo, para que estos momentos sean realmente beneficiosos, es importante que se realicen de forma segura, respetando las necesidades del animal y cuidando los detalles.
Beneficios de una rutina establecida
Establecer horarios regulares para los paseos ayuda al animal a anticipar el momento, reduciendo la ansiedad y facilitando una mejor conducta. Además, una rutina permite organizar los horarios de alimentación, hidratación y descanso, contribuyendo al equilibrio general de la mascota.
Los paseos programados también facilitan el aprendizaje y permiten que el animal se relacione con su entorno sin sobresaltos, ya que se siente seguro en una rutina conocida.
Elegir el equipo adecuado
Antes de salir a la calle, es esencial contar con los accesorios apropiados:
- Correa resistente y cómoda para el tutor
- Arnés que no lastime ni apriete al animal
- Placa de identificación con nombre y teléfono
- Bolsas para recoger los desechos
- Agua y recipiente portátil en días calurosos o paseos largos
Evita collares que ejerzan presión sobre el cuello, especialmente en razas pequeñas o perros con tendencia a tirar. Los arneses tipo “anti tirón” pueden ayudar en el entrenamiento sin causar daño.
Comenzar con paseos cortos
Si la mascota no está acostumbrada a salir, empieza con paseos breves, en zonas tranquilas y con poca gente o tráfico. A medida que se sienta más segura, podrás ampliar el recorrido y variar el entorno.
Durante los primeros paseos, permite que explore con calma, sin prisa. La curiosidad natural por los olores y sonidos del exterior es parte del enriquecimiento que ofrece el paseo.
Observar el lenguaje corporal
Estar atento al lenguaje corporal del animal es clave para identificar si se siente cómodo o estresado. Algunos signos de incomodidad pueden ser:
- Cola entre las patas
- Jadeo excesivo sin calor
- Intentos de retroceder o esconderse
- Hipervigilancia o temblores
En estos casos, lo mejor es detener el paseo, regresar a casa o buscar una zona más tranquila. Nunca se debe forzar al animal a continuar si está visiblemente incómodo.
Elegir horarios apropiados
Los horarios de paseo deben considerar la temperatura y el flujo de personas y vehículos. En días calurosos, salir temprano en la mañana o al atardecer evita el contacto con el suelo caliente, que puede dañar las almohadillas de las patas.
Además, en zonas urbanas, estos horarios suelen ser más tranquilos, lo que favorece una experiencia más relajada tanto para el tutor como para el animal.
Mantener una actitud calmada y segura
La energía del tutor influye directamente en la conducta del animal. Si estás nervioso, impaciente o apurado, tu mascota lo notará y puede volverse ansiosa. Por eso, es importante salir con tiempo, sin distracciones y con una actitud positiva.
Habla con tu mascota durante el paseo, anímala y felicítala cuando se comporte de manera tranquila. Esto refuerza el vínculo y mejora la experiencia general.
Evitar distracciones peligrosas
Durante el paseo, evita utilizar el teléfono o auriculares que limiten tu percepción del entorno. Estar atento al tráfico, a otros animales y a los movimientos de tu mascota garantiza una caminata más segura.
En zonas con mucho tránsito o estímulos intensos, mantén la correa corta pero sin tensión. Esto te permite tener mayor control sin incomodar al animal.
Socialización gradual
El paseo es una buena oportunidad para que tu mascota interactúe con otros animales o personas. Sin embargo, esta socialización debe ser gradual y siempre respetuosa. No obligues a tu perro a acercarse a otros si no lo desea, y pide permiso antes de dejar que interactúe con otro animal.
Cada encuentro debe ser positivo. Si hay señales de tensión, lo mejor es alejarse sin castigar ni reprender.
Supervisión para gatos
En el caso de los gatos, no todos disfrutan de pasear al aire libre, pero algunos se adaptan muy bien al uso de arnés y correa. Si decides intentarlo:
- Utiliza un arnés específico para gatos
- Comienza dentro de casa hasta que se acostumbre
- Luego, pasa a patios o zonas cerradas antes de salir a la calle
La clave está en ir poco a poco y permitir que el gato explore a su ritmo, sin forzarlo.
Finalizar el paseo de forma positiva
Al regresar a casa, ofrece agua fresca, un momento de descanso y, si lo deseas, una pequeña recompensa. Esto ayuda a que el animal asocie el final del paseo con una experiencia agradable y se mantenga motivado para salir en el futuro.
Una rutina de paseos segura no requiere grandes esfuerzos, solo atención, respeto y constancia. Con el tiempo, se convierte en uno de los momentos más esperados del día, fortaleciendo la relación entre tú y tu mascota.